Las mismas afectan mayormente a las comunidades más empobrecidas, generan estigmatización y exclusión social y ponen en riesgo a mil millones de personas en el mundo, prevaleciendo en los países tropicales. Hasta el momento se encuentran incluidas dentro de las ETD un grupo heterogéneo de 20 enfermedades, alguna de ellas con gran impacto en salud pública, como lo son la enfermedad de Chagas, leishmaniasis, dengue, chikungunya, equinococosis, rabia, entre otras. Este listado se completa con enfermedades endémicas regionales que tienen mayor relevancia en comunidades afectadas por condiciones desiguales como las geohelmintiasis, teniasis, cisticercosis, o las enfermedades transmitidas por alimentos, así como otras accidentales como el micetoma o envenenamiento por mordeduras de serpientes.
Una de las enfermedades ausentes en el listado actual de las ETD y que, por criterios incuestionables se debiera considerar como una ETD a los fines de detección precoz, prevención e investigación en tratamientos, es la asociada a los virus linfotrópicos de células T humanas tipo 1 y 2 (HTLV-1/2).
El virus linfotrópico de células T humanas tipo 1 (HTLV-1) pertenece a la familia Retroviridae, género de retrovirus Delta, junto con el HTLV-2 y el virus de la leucemia bovina (BLV) y los recientemente descubiertos HTLV-3 y HTLV-4.
Se estima que HTLV-1 afecta entre 15 y 25 millones de personas. Tiene distribución mundial y existen regiones endémicas como sur de Japón, Melanesia, África subsahariana, Australia, Caribe, y países sudamericanos como Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Chile y norte de Argentina.
En Argentina se desconoce el número de personas infectadas con HTLV 1/2, si bien sabemos que ambos virus circulan en todas las regiones y en diferentes poblaciones. Se han documentado principalmente en bancos de sangre, con una prevalencia de 0.02–0.046% en la Ciudad de Buenos Aires, 0.8% en el noreste y 1% en el noroeste. El HTLV-1 es endémico en la región noroeste (Jujuy y Salta) donde la prevalencia en la población indígena Kolla es del 3%; y el HTLV-2 tiene alta prevalencia en comunidades originarias de la región del noreste (Chaco, Formosa y Salta) como Wichis y Tobas. Existen algunos grupos en los que la seroprevalencia para HTLV-1 es mayor como trabajadoras/es sexuales, usuarios de drogas endovenosas y las personas que conviven con VIH/Sida.
El HTLV-1 ha sido implicado en la ocurrencia de leucemia/linfoma de células T del adulto (LLTA) y la paraparesia espástica tropical (PET), así como en varios otros trastornos inflamatorios como la dermatitis infectiva, uveítis, artritis, síndrome de Sjögren. También se ha asociado a mayor prevalencia de enfermedades pulmonares e infecciones como estrongiloidiasis, tuberculosis y micosis endémicas.
La mayoría de los portadores de HTLV-1 permanecen asintomáticos durante toda su vida, un 2.5 a 5% pueden desarrollar LLTA y 0.3 a 2% PET; el riesgo de desarrollar la enfermedad está relacionado con el momento de la infección y la vía de transmisión.
Las principales formas de transmisión son la vertical (predominantemente por lactancia materna prolongada), relaciones sexuales sin protección y la parenteral (transfusión de hemo derivados y al compartir agujas contaminadas). Otra forma es por trasplante de órganos y tejidos. El evitar la lactancia materna, en el caso de una mujer infectada, disminuiría el 80% de las transmisiones.
Los eventos de salud asociados a HTLV han sido desatendidos durante decenios, a pesar de la elevada carga de morbilidad y mortalidad causada por esta enfermedad. Hay escasas políticas de salud pública sobre el HTLV 1 y 2 en la Región de las Américas y las mismas generalmente se limitan al tamizaje de los donantes de sangre En Argentina su abordaje se restringe a la pesquisa contemplada a nivel de los bancos de sangre públicos a través del Plan Nacional de Sangre (detección obligatoria en los donantes de sangre desde 2005) y pruebas de confirmación que se realizan en laboratorios de referencia. La infección por el HTLV-1 también tiene efectos negativos en los desenlaces clínicos de coinfecciones frecuentes en la Región, incluidas la tuberculosis, la estrongiloidiasis, las ITS y las micosis endémicas, lo cual debe tenerse en cuenta al momento de formular políticas públicas de abordaje. El HTLV-2 predomina entre los pueblos originarios de la Región de las Américas por lo que políticas eficaces para controlar esta infección deben basarse en una estrategia combinada que permita superar los obstáculos lingüísticos, culturales y geográficos.
La inclusión de esta problemática en los programas sanitarios vigentes, como los de prevención y control de las ITS así como los de salud materno infantil, ofrecería la posibilidad de agilizar la ejecución de políticas de salud sobre esta temática.
Entre las acciones a priorizarse se encuentran: la ampliación de los grupos de personas en los que se realizan pruebas de pesquisa de HTLV-1/2, como por ejemplo las embarazadas, así como el asesoramiento de las personas con infección por el HTLV, lo que ofrece la posibilidad de prevenir la transmisión. Asimismo es necesario desarrollar la investigación en las líneas de diagnóstico precoz y potenciales terapéuticas. Es importante contar con unidades clínicas asistenciales especializadas en HTLV-1/2, para el asesoramiento, seguimiento clínico y de laboratorio. El abordaje debe ser multidisciplinario y se debe brindar información útil a los pacientes para su autocuidado y el de sus familias.
Las ETD se extienden por las regiones más pobres del mundo, donde el acceso al agua potable, la salubridad y la atención sanitaria están lejos de ser óptimas. Estas enfermedades son “olvidadas”, casi no cuentan para las agendas de salud de los países por lo que se les destinan pocos recursos. Para la contención de las ETD la OMS tiene como propuesta, y como meta para el 2030, brindar soluciones intersectoriales haciendo foco en las poblaciones más vulnerables, trabajando sobre una cobertura integral de salud humana, animal y ambiental, incluyendo el control vectorial. Es fundamental que sean incluidas dentro de las políticas públicas de salud de los países, solo así podremos disminuir su ocurrencia.
Comisión de Emergentes y Enfermedades Endémicas
Autores: Federico Simioli, Jorge Correa, Sofía Echazarreta