Se transmite al ser humano a través de saliva de animales infectados, tanto domésticos (principalmente perros y gatos) como silvestres (murciélagos), a través de la piel y membranas mucosas, por mordeduras o arañazos.
La prevención de la rabia humana debe ser un esfuerzo conjunto en el que participen los servicios veterinarios y de salud pública. Existen vacunas seguras y eficaces para prevenir la rabia en animales, así como vacunas de uso humano para ser administradas como profilaxis pre y post exposición.